sábado, 6 de febrero de 2016

Oda a la naturalidad



 A menudo le digo a mis jugadores que cuando abandonen un campo de fútbol nadie debe saber por su rostro o comportamiento cuál fue el resultado del partido. Es importante la estabilidad en la derrota y en la victoria. El mal humor o la euforia desmedida no harán que puedas mejorar en el siguiente entrenamiento, y sin embargo pueden enturbiar el clima de las personas que nos rodean.

El viernes estuvimos con Juan Pablo Añor, ejemplo de constancia cuando las cosas no iban bien y cuando todo rueda solo. Es muy grato volver a reunir a un cuerpo técnico coherente emocionalmente que ayuda a orientar a jugadores que luego pueden ser ejemplo de conducta de mucha gente. Por eso ahora que todo le va fenomenal a Juan Pablo Añor, que vemos coherencia en sus gestos y en su vida, que regala alegría y arte a los aficionados al fútbol, nos sentimos tremendamente orgullosos de él por lo que representa y también de otros muchos otros chavales con los que compartimos entrenamientos aunque ahora no los alumbren los focos de la popularidad.