Buscando nuevos retos personales y profesionales, decidí que
tanto mis alumnos de 4º de ESO como yo teníamos que subir un escalón de dificultad en
nuestras clases de Educación física. Como en cursos anteriores ya hemos
superado pruebas de baile mediante videojuegos en 1º de ESO, coreografías
mediante acrosport en 2º de ESO, coreografías exclusivamente de baile en 3º de
ESO, este curso nuestra mejora sólo podía estar abordando con más profundidad
las emociones, los sentimientos y la expresión mímica.
Así comenzamos un camino que nos llevó a aprender sobre
emociones, sentimientos, estados de ánimo, muestras faciales de las emociones,
rasgos corporales de situaciones o personajes… Jugamos con ritmos, con gritos,
con silencios, con personajes… Construimos mini escenarios, discotecas donde
ocurrían hechos insólitos, improvisaciones con personajes peculiares, hasta que
por último nos decidimos a mostrar nuestro trabajo y probar nuestro trabajo
mediante mímica ante todo nuestro Centro, teniendo como base números geniales
del grupo Tricicle.
El resultado fue maravilloso. Más allá de la propia
actuación en público, el camino que hemos recorrido dentro de esta Educación
Física Emocional probablemente nos dote de capacidades personales que nos
permitan mejorar nuestra comunicación, recepción y transmisión no solo de mensajes, sino de
emociones.