Dejo el documento que nos sirve como base para conocer de modo general las LEYES Y LOS PRINCIPIOS que rigen el entrenamiento.
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A lo largo
de las últimas semanas hemos tenido la oportunidad de entrenarnos mediante el
salto con cuerda utilizando el método fraccionado mediante repeticiones. En
estas semanas los estímulos de entrenamiento o estímulos estresantes han
provocado que nuestro cuerpo se vaya adaptando o entrenando para así mejorar la
fuerza o eficacia de algunos músculos que intervienen en los saltos, la resistencia
de nuestro organismo soportando más tiempo los esfuerzos cada vez mayores.
El método de entrenamiento era fraccionado por repeticiones porque
tratábamos de repetir las secuencias 10 saltos y 10 segundos de recuperación.
En algunos ejercicios de entrenamiento, como en las pruebas de nivel con “el
monstruo”, las series eran más largas lo que suponía un aumento en el tiempo de
saltos (por ejemplo en la prueba del primer nivel se hacían 25 repeticiones
seguidas). El tiempo de recuperación era algo que se trataba de respetar pero
de alguna manera cada uno se hacía responsable de seguirlo. Si realmente nos
hubiéramos ajustado a descansar sólo 10 segundos de una forma rigurosa nos
habríamos acercado algo más al sistema de entrenamiento fraccionado interválico
porque las recuperaciones habrían sido incompletas y no hubieran permitido
recuperar completamente.
El volumen de entrenamiento se
podría saber por el tiempo total de actividad de las clases o desde que
empezaba a saltar tras el calentamiento o mediante el número de saltos totales.
La superación del nivel 1 suponía un volumen mínimo de 190 saltos (resultado de
7 ejercicios de 2 series x10 repeticiones + 1 prueba de nivel de 2 series x
25).
Para
valorar la intensidad
podríamos hacerlo en relación a la velocidad en la que saltábamos (más intenso
si se salta a 1 tiempo que si se hace a 2 tiempos) o a la altura (más alto
sería más intenso). También se podría relacionar con la cantidad de peso a
mover (potencia) puesto que alguien que pesara más en cada salto movía más
kilos que alguien que pesara menos, con lo que a igualdad de número de saltos
una persona pesada habría trabajado con más intensidad y con más gasto
energético.
El gasto
energético y la frecuencia cardíaca también sirven para decirnos la intensidad.
Así una persona que no tuviera una buena técnica y saltara flexionando mucho
las rodillas o moviendo mucho los brazos tendría una frecuencia cardíaca
superior llegando incluso a hacer su ejercicio bastante anaeróbico (aunque de
forma intermitente). El entrenamiento de un gesto técnico suele hacer que el cuerpo
economice energía según mejora en la ejecución.
La recuperaciones eran mínimo de 10
segundos entre series, lo que nos permitía bajar las pulsaciones y estar en una
franja global aeróbica y saludable que nos permite entrenar. Por otra parte
nuestro descanso entre
sesiones era de mínimo 48 horas con lo que también nos asegurábamos que pudiésemos
afrontar otra carga de resistencia y de fuerza – resistencia. Así que
cumplíamos los principios de
alternancia y de recuperación.
El principio de individualización también se
respetaba puesto que cada deportista podía seguir su propio ritmo de avance.
Así había algunos compañeros que conseguían algunos niveles rápidamente y otros
necesitaban de muchas más repeticiones y tiempo para aprender la técnica,
encontrar el ritmo o los argumentos psicológicos de confianza para enfrentarse
al monstruo.
El principio de progresión se ha
seguido por el hecho de que cada ejercicio era más difícil que el anterior y
por lo general implicaba más esfuerzo (o físico o mental) que el anterior con
lo que el cuerpo no llegaba nunca a acomodarse. Por otra parte la motivación
por ver que se van consiguiendo retos según se mejora en la técnica o cuando tu
cuerpo responde mejor a las exigencia o tu mente se enfrenta con seguridad a
las pruebas… provocaba que cada vez se realizaran más saltos totales, lo que
también suponía una progresión en el número de saltos de una clase respecto a
otra.
También ha
sido muy evidente el principio de
continuidad puesto que cada 2-3 días se repetía el entrenamiento de
comba y además se encontraba una mejora respecto al nivel inicial de la clase
anterior, es decir se entrenaba en el momento de supercompensación.
El principio de multilateralidad se
ha puesto de manifiesto en la mejora de la resistencia a nivel
cardiorespiratorio, resistencia muscular (con la fuerza-resistencia), la mejora
en aspectos de coordinación y dominio del propio cuerpo (cuando se iba
ajustando a las directrices técnicas que se daban en clase) e incluso en la
mejora de los aspectos psicológicos que te hacen estar mejor preparado: la
constancia en la repetición, el esfuerzo, la creencia en que se puede mejorar
si te orientan y te esfuerzas, seguridad en ti cuando te demuestras una y otra
vez que lo puedes realizar, la concentración en momentos clave de enfrentamiento
con el monstruo…
Aplica los principios del entrenamiento no solo al deporte
sino a muchas cosas en las que se quieras mejorar: tocar un instrumento,
aprender una habilidad técnica o incluso social… Incluso aplícala al estudio.
Aplica la lógica, la repetición, la ciencia y el sentido común a las cosas que
quieras conseguir. Y trata de que el proceso de conseguir tus propios retos sea
honesto, hazlo divertido y que no falte el sentido del humor